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Del cara a cara al cara-libro (facebook)

por Rocío Carranza

Cuando se empezó a escuchar de internet, mucha gente tuvo sus reservas acerca de la eficiencia de éste. Hubo incluso quienes tomaron postura respecto del tema: estaban quienes predicaban las maravillas que a partir de ello el ser humano viviría; por otra parte, también se encontraron los que prácticamente satanizaban este recurso porque implicaría el deterioro de la comunicación y el desarrollo del conocimiento humano (tal como ocurrió en su momento, con el empleo de una simple calculadora). Hoy en día podemos reconocer la revolución que la red de redes trajo a nuestras vidas.

Desde su nacimiento en los años 60’s, internet ha sufrido diversas transformaciones: de ser de utilidad únicamente militar, a formar parte de todos los hogares en el mundo. Es esto último en lo que me enfocaré. Seguramente todos recordamos la primera vez que abrimos nuestra cuenta de correo electrónico, no podíamos creer la rapidez con que llegaría el mensaje. Después, con el messenger, la forma de comunicarnos cambió. Podemos ver en las oficinas que los compañeros de cubículo, uno sentado junto o frente al otro están chateando. Esta forma de comunicarse ha llegado a los celulares que también tienen internet y ofrecen diversos programas de conversación. Yo misma he sorprendido a varios estudiantes intercambiarse información mediante sus Blackberry o iPhone.
evolucionado a las redes sociales como el hi5, Tagged, Radius, Facebook o el afamado Twitter. De hecho, fue tan sonado el caso de que los secuestros (un negocio tan lucrativo en estos días en nuestro país) tomaban la información de los perfiles que los usuarios ingenuamente subían a la red. Sin embargo, esto no fue impedimento para que estas redes se nutrieran y sigan nutriendo de amigos en busca de diversos propósitos o simplemente sin ningún objetivo.

Yo, al inicio, tenía mis reservas. Comencé por abrir mi blog (entraindefaire.blogspot.com); animada por el desahogo que habían tenido algunos amigos al escribir lo que se les ocurriera y también por el éxito que han tenido entre los estudiantes, que creen fielmente en la información que encuentran en ellos, entonces yo pensé que si subía información que cambiara mentalidades, lograría dejarles algo (o a lo mejor sólo estoy en busca del reconocimiento público).

Después, alguien me dijo que si quería ser leída en el blog debía darme a conocer en una red más amplia; por ejemplo, Facebook. He de admitir que me negué un millón de veces, pues siempre he argumentado que la comunicación debe ser cara a cara, personalmente. Sin embargo, cuando tuve que mudarme de ciudad, pensé que tal vez podría mantenerme al tanto de la gente que me importaba. Desde entonces soy asidua visitante: ¡hasta este momento tengo 74 amigos!

En Facebook he encontrado de todo. El año pasado fui partícipe de la ira de una amiga porque ninguno de los que usa esta aplicación es lo suficientemente inteligente o crítico para usar una herramienta de esa magnitud. Se quejaba amargamente de que todos sus contactos sólo escribían banalidades en sus muros. También he visto cómo la gente hace pública su vida privada: alguien ya no es soltero/a, alguien ahora ya es soltero/a, alguien aprobó un examen, otro más ya tiene trabajo o lo ha perdido, y así. Pero lo que sin duda me alegra es darme cuenta de que hay causas que prosperan exitosamente, por ejemplo: la recaudación de fondos para los afectados por el terremoto en Haití y el reclutamiento de médicos y enfermeras para la zona del desastre. Es increíble que con sólo dar un clic en SÍ o copiar y pegar un mensaje en el muro, mucha gente de todas partes del mundo se haya unido y ayudara a la causa.

Por supuesto, existen grupos que se unen para otras causas no tan nobles, como el grupo creado en una universidad donde trabajo para eliminar cierta materia que les causa dolor de cabeza a los estudiantes. O los grupos (cada vez en aumento) en contra de que regrese el PRI al gobierno o los que quieren que renuncie Calderón. Cualquiera que sea la razón para reunir gente, es seguro que prosperará (como los que odian recibir mensajes informativos por celular, los que sueñan despiertos, los que van a las fiestas, los que festejan todos los viernes, los que alucinan las llamadas de los padres, etc.).

Como quiera que lo veamos, la comunicación se ha modificado desde hace mucho, pero lejos de pensar en que se está acabando, vemos (comprobamos) que está cambiando de modalidad. Por supuesto, aunado a esto, hay muchísimas modificaciones, yo aún no logro aprenderme todos los símbolos que se emplean para decir (o no decir) todo lo que quieren que los demás veamos, o los nuevos significado de palabras como amigo, grupo; pero, sin duda, se está viendo que esta inversión tiene sus frutos: muchos políticos, escritores, artistas tienen una cuenta en Facebook para aumentar su difusión y/o popularidad y de elevar el rango de alcance de su influencia.

Algunos dicen que ya Facebook es cosa del pasado, que lo de hoy es Twitter. No le he entrado a eso, pero mejor ya no digo que nunca caeré ahí. Aunque por lo que he escuchado, parece ser que el concepto es diferente, cambia la perspectiva. La verdad es que aún me resta mucho por aprender al respecto. Tal vez cuando mi sed de fama sea demasiado grande, entonces también abriré una cuenta para mantener al tanto a mis seguidores.

Para cualquier sugerencia, está el tradicional correo electrónico: carranzabrito@gmail.com, el blog o el Facebook.