por Manuel Parra
He aquí brevemente el general.
Una lata de leche hizo falta.
―¿Para qué descafeinado? ―preguntó el general.
Una cuchara para el café que no probó el general.
He aquí que se aleja brevemente el general.
―Un recuerdo intransferible, como una bala perdida.
―¿Pero qué ridícula revolución nos tocó?
―pregunta el general.
Una enorme avenida con su nombre tiene el general.
¡Qué más por un mano a mano!
Alguien prendió un cigarro para el general.
Alguien pronunció un discurso dedicado al general.
Una muleta trajo alguien para el general.
Un corazón de granada tiene nuestro general,
una adolescencia que vacila,
una taza,
un uniforme nuevo quiere nuestro general.