por Adrián Cu
La idea de este ensayo surge debido al cruce de dos materias que seducen mi interés por completo: por un lado, la Pedagogía Teatral y, por otro, la denominada Cultura de la Información. En esta última es en la que, nos guste o no, estamos inmersos y por lo cual debemos saber cómo usar las tecnologías para poder realizarnos en los diferentes ámbitos de la vida de una forma completa y actualizada.
Conforme reviso material al respecto en ambos temas, voy descubriendo cómo las ideas de aprendizaje, creatividad y excelencia se tratan paralelamente. Es por ello que se me ocurrió mezclar lo artístico con lo tecnológico, pues creo firmemente que ambos pueden ayudarse y no deben excluirse.
Internet representa el gran fenómeno comunicativo del siglo XXI, fenómeno que se encargó de dividir a la humanidad en antes y después, nos conduce a detectar el contraste entre el escritor de pluma y papel, y el de teclado. Así, nos vemos inmersos en un mundo donde el desarrollo socio-económico y cultural depende directamente del manejo de las tecnologías; para contrarrestarlo, la UNESCO propuso la reflexión acerca de los retos sociales, éticos y culturales en una sociedad de la información.
El conflicto aparece cuando la sociedad de la información llega a países que no están preparados para ella, países en vías de desarrollo. Lo que produce sociedades con nuevas generaciones que se han saltado etapas de desarrollo cultural y tecnológico. Cuyos resultados son aquellos niños y jóvenes que no encuentran necesaria la excelencia en sus actividades y tampoco sienten estimulada su creatividad, ya que con las tecnologías todo es más “sencillo” y rápido. Para contrarrestar esto es vital hacerles entender que no sólo es importante tener la información, sino saber utilizarla y volverla conocimiento.
El analfabetismo digital es muy fuerte y no se resuelve sólo con proyectos aislados y pasajeros o efímeros como “libros de texto electrónicos” o una red de computadoras en todas las escuelas, sino con la posibilidad de generar auténtico conocimiento y saber social. La cuestión radica en saber cómo generar este auténtico saber social, cómo introducir el hábito de la búsqueda de la excelencia en la generaciones jóvenes, cómo lograr que dejen la costumbre del mínimo esfuerzo.
La respuesta: la Educación. Tanto en casa como en la escuela, debe aprovechar las peculiares características del arte teatral, de la condición lúdica a la adquisición de conocimientos en la práctica; así como el fomento del uso de la creatividad, el requerimiento de disciplina y de esfuerzo para lograr lo excelente.
“La escuela” hoy se enfrenta a la educación multimedia, aquella que da el uso de las nuevas tecnologías a los alumnos que con el fin de conseguir las destrezas y actitudes necesarias para comunicarse (interpretar y producir mensajes) utilizando distintos lenguajes y medios, y desarrollar su autonomía, un pensamiento crítico que los capacite para desarrollar una adecuada toma de decisiones que lleve a construir una sociedad justa e intercultural donde se conviva con las innovaciones que vayan apareciendo.
En la actualidad, el teatro al servicio de la pedagogía, al servicio del aprendizaje escolar en esta educación multimedia podría considerarse, hasta cierto punto incompatible; pero intento “conectar” aquellos puntos en los que coinciden para que los estudiantes puedan sensibilizarse con respecto a su propia condición de seres creativos ante el empleo de la tecnología.
La enseñanza, según Bloom, tiene sus objetivos divididos en dos campos: el cognoscitivo (conocimientos, comprensión, aplicación, análisis, síntesis y evaluación) y el afectivo (recepción, respuesta, valorización, organización, caracterización). He decido enfocarme en el segundo campo para observar el lado afectivo de la pedagogía y la tecnología.
El campo afectivo trata de enraizar un valor en la persona, de tomar conciencia, una buena disposición para recibir un estímulo y una atención selectiva; lo cual corresponde al primer nivel de lo afectivo en la enseñanza. Bloom lo llama Recepción.
En la atención selectiva, descubro una de las principales herramientas aplicada en el teatro: la observación; por medio de ella podemos descubrir actitudes, reacciones, acciones y tomar conciencia para poder emplearlas en el momento requerido.
El segundo nivel lleva por nombre Respuesta. Éste busca una buena disposición para responder a la recepción. En el teatro, a toda acción corresponde una reacción, principio básico para que se construya el juego, la ficción.
El tercer nivel es la Valorización, que trata acerca de la seguridad que una persona puede adquirir de una manera interiorizada y consciente acerca de una idea. Ésta es una de las principales características que se pueden observar en las personas que practican Teatro, pues logran sentir seguridad en lo que hacen y confían en sí mismos.
El cuarto nivel es la Organización, en él se busca generar en los individuos la búsqueda rápida y espontánea de argumentos para poder tener una posición ante los diversos sucesos de la vida. Otra herramienta o mecanismo teatral para estimular la creatividad es la improvisación; para realizar improvisaciones, se requiere de espontaneidad, agilidad mental e imaginativa.
El quinto y último nivel del campo afectivo de la enseñanza, según Bloom, es la Caracterización.Este nivel se manifiesta en el comportamiento a través de la disposición de actuar de una forma coherente frente a un complejo de situaciones; también busca poder observar el trabajo de los demás de una manera simple y objetiva, dentro de lo posible y, por último, se busca generar un estado frecuente de alerta.
El teatro busca general un mensaje, producirlo y enviarlo; es decir, transmitir la información; y en la sociedad de la información se busca formar personas capaces de crear conocimiento con base en la información que obtienen y que, después de esto, sean capaces de transmitirla.
En el teatro se persigue el estímulo de la creatividad de la personas, pues es la base de la magia que este arte consigue proyectar. La sociedad de la información necesita individuos capaces de usar creativamente la información, ya que es más importante la manera en que se comunican, que lo que se comunica en sí.
La creatividad es uno de los estándares necesarios para que el desarrollo de la sociedad de la información se dé plenamente y se pueda aspirar a la sociedad del conocimiento (Ostróvskaya, 2005); pues de nada sirve un cúmulo de información enorme si su manejo no es creativo y útil.
Resulta realmente importante en este ambiente lleno de tecnologías despertar la creatividad en todos y cada uno de los individuos; además, que esta creatividad se trabaje junto con la búsqueda de la excelencia. Todo esto, desde luego, lo envuelve la educación, la cual resulta ser base de muchos fenómenos importantes en nuestra sociedad.
Por ello, la educación también necesita actualizarse y cumplir con las exigencias del entorno social. Propongo que una manera muy atractiva de actualizar la educación es por medio del Arte Teatral; es decir, implementar una nueva estrategia didáctica en los programas de estudio.
Así me doy cuenta de que lo realmente importante es el ser humano y sus creaciones y no, como aparentemente sucede hoy en día, la tecnología. Porque esta última nos ha vuelto dependientes bajo el pretexto de hacer la vida más “sencilla”; yo diría superflua.
En síntesis, a través de las manifestaciones artísticas, podemos encontrar distintas maneras de incrementar el aprovechamiento de las tecnologías y, desde luego, de la información en los seres humanos.
En consecuencia, habrá mayor cúmulo de conocimientos y podremos hablar de sabiduría. Entonces, se podrá estar en un completo equilibrio en la sociedad de la información, de una manera tecnológica, cultural y ética. Después de esto, se aspirará a una sociedad del conocimiento, donde formemos parte de la globalización de una manera completa y sin mediocridades.