Sé que tu cabeza muerde el polvo
y tus pies se posan sobre vidas marchitas que ignoran la gloria.
Que se estremecen con fuerza las cimientes de tu tierra y de tu alma.
Que se cierne en tu mirada la arena del tiempo.
Que tus ojos no distinguen entre la realidad y la farsa.
Sé que zumban tus oídos
Mientras preguntas: “¿Qué pasa?”
Quieres caminar al frente y
te das cuenta de que tus pies yacen
aplastados por las paredes de tu casa.
Escuchas gritos por todas partes.
Gente despavorida que huye en masa,
mientras la tierra es henchida, alimentada por sus carnes,
absorbiéndolo todo a bocanadas.
Cierras tus ojos ante el horror que tanto dolor te causa.
Se rompen tus uñas en la desesperación de la bestia
que araña por escapar de su jaula.
Pero ten fe hermano de mi alma,
aunque tu pena sea amarga.
Aunque se acalambren tus extremidades
y se accidente tu piel deshidratada.
¡Recoge los pedazos de las ruinas de tu pasado!
Y crea con ellas un futuro de esperanzas.