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Persia

por James Pendergast
Charlottetown, Halifax, Canadá

I’m trapped. I have been trapped.
What do you do when you’re trapped?
You escape.

My escape was found in the arms of another.
This man I love; who I can’t imagine my life without.
My attraction to him is primal, its roots in simplicity.
Every day I feel the sun filter into my room
and crave his touch, his presence.
The melding of our skin creates an alloy of strength
for me to continue my days.
When he clears his throat I inadvertently smile
in anticipation of hearing him.
The words, they’re secondary.
The simple contraction of his larynx penetrates
the dermal layers of my skin and I feel him.
I feel his thoughts. His smell.
His redolence is akin to date trees in blossom.
It pulls me up from below the cloud cover:
from overcast to clear. Simple.
His taste is a methamphetamine.
Reason is sacrificed, I lose perception of context,
and crave it above all else.
Our eyes meet and I begin to free-fall.
I no longer look at him;
staring is the only action my eyes will allow.
He is the definition of sensual.

Juxtaposed is my husband, whom I hate.
He anchors my soul firmly in hell.
Because of where I live, if I’m discovered I will be killed.

I think it’s clear that I’m already in purgatory.

PERSIA

Traducción de Jaime Pendergast

Estoy atrapada. Habría estado atrapada.
¿Qué haces tú cuando estás atrapado?
Escapas.

Mi escape lo he encontrado en los brazos de otro.
Quiero a este hombre; no puedo imaginar mi vida sin él.
Mi atración hacia él es esencial, se origina en el instinto.
Cada día siento que el sol se filtra dentro de mi habitación
y anhelo su toque, su presencia.
La fusión de nuestra piel crea una aleación de fuerza
para permitirme continuar mis días.
Cuando aclara su garganta, sonrío inadvertidamente
en anticipación de su voz.
Las palabras son secundarias;
la contración de su laringe penetra
mis niveles dérmicos y lo percibo.
Siento sus pensamientos. Su fragancia.
Su redolencia es parecida a los árboles de dátiles en flor.
Me trae desde la tierra a través del cielo encapotado:
de nublado a claridad. Sin complicación.
Su sabor es una anfetamina.
La razón es sacrificada, y pierdo mi percepción del contexto,
y lo anhelo por encima de todo.
Nuestros ojos se encuentran y me siento en caída libre.
No lo veo más a él;
pasmo es la sola acción que mis ojos me permiten.
Él es la definición de los sentidos.

Opuesto a él está mi marido, a quien odio.
Él ancla mi alma firmemente en el infierno.
Porque donde vivo, si soy descubierta seré ejecutada.

Pero creo que es obvio que ya estoy en el purgatorio.