Me sobra sol de infancia, piel tostada, pupilas contraídas,
Escurre luz por mis ojos y me niega la obscuridad.
A mi cuerpo crecido le abundan gestos de niño
Y se cuela impertinente donde quiera.
Tus pechos como globos de agua,
Tu sexo como barco de papel,
Me obligan a negarme todo, años que se borran,
Yo que vuelvo infante a un lugar sin nombre.
No me veas así, ni cuestiones mi risa
Tengo edad para navegar tu piel,
Es sólo que ese sol de infancia que me sobra tanto,
Sigue sobre mí, no tengo sombra,
Acaso una muy pequeña, y así me creo.
Por eso me quisiste y me hiciste tuyo… por un rato,
Cúbrete y vuelve al mundo de gigantes
Me verás allí, pero no seré yo,
Me quedaré aquí acostado
Bebiendo el azul del cielo,
El café de tu cabello y el negro de tus ojos… recordando.
¡Qué gusto que me sobre sol! ése de medio día,
Que silba como el timbre del recreo.
Eterno refugio, mi alma de niño.